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11 septiembre, 2007

La siega,el almuerzo y los olores






  1. Instrumentos para segar:1-Picos:yunque y martillo que tintinea sobre la hoja de la guadaña afilando el corte;se hace mojando la hoja o, no se asuste,a veces un salivazo y avanzando desde la punta hasta la base con paciencia y puntería;el ojo del segador verá la parte cóncava de la hoja;el picador se tumba en su chaqueta de lado,para protegerse del rocío, apoyando el codo izquierdo en el suelo;clava el yunque con la mano derecha en el suelo a la distancia deseada,la postura no difiere de la amorosa de un grabado goyesco;apoya la punta de la hoja en el yunque mientras el asta se apoya en el muslo izquierdo;al avanzar el picado del martillo la punta va deslizándose bajo el sobaco izquierdo y se va viendo como sale por allí poco a poco la parte de la hoja que el cuerpo no tapa.2-Colodra: cuerno de bovino ahuecado donde se pone un poco de agua para mantener la pizarra blandita y lista para el afilado;se suele poner un puñado de hierba verde que sujete la pizarra; se empieza desde la base de la hoja,más cercana a nuestro cuerpo, hasta la punta más lejana y viceversa,nuestros ojos verán la parte convexa de la hoja;el movimiento de la mano derecha es de vaivenes por la hoja, anteriores y posteriores, de izquierda a derecha o de atras a adelante y de adelante a atrás,mientras la mano izquierda sujeta la parte roma de la hoja y el antebrazo se apoya como quien pasa la mano por el hombro de su amada,por la parte roma, claro,estando el asta vertical apoyado en el suelo o bien inclinado y apoyado en el muslo izquierdo semiflexionado.No era difícil imitar en este juego al segador;se me permitía enredar,no a sí picar pues era un arte más delicado y se podía estropear la hoja;había que ser maestro en el picado y no un gañán.3-Guadaña o dalle;se ven dos colgados de la hoja larga y curvilínea;no está reflejado el medio metro final donde hay dos salientes o manijas (el más cercano a la hoja como un cuadrante de un círculo en la dirección de la hoja,pero pegado al asta en perpendicular a la misma;el del final recto y en dirección contraria a la hoja)adaptados a las manos del segador para hacer de este instrumento una prolongación de los brazos que corta que es un primor.
En la década de 1960 la mecanización no había llegado a las praderías del norte de Iberia;los que por aquella época eramos aún unos mocosos vivimos unas formas de hacer las labores agrarias que en nada se parecen a las empleadas en el siglo XXI.

La siega se iniciaba a primeros de junio y se empezaba por los prados más frondosos;el rocio de la mañana mojaba el calzado,hacía a veces resbaladiza la pradería y posiblemente a la guadaña la favorecía el agua;había que contratar segadores por un salario y un almuerzo;las cuadrillas compuestas por dueños y asalariados iniciaban la faena de madrugada,entre las cuatro y las seis;se acababa cuando el sol empezaba a picar demasiado;no se solía segar a partir de las once,hora en que el ganado que pastaba de mañanas solía buscar la portilla de salida para recogerse en las cuadras si alguien las conducía hasta dicho lugar;en caso contrario buscaban la sombra y el roce de los avellanos de las orillas de las fincas que liberaban su cuerpo de las molestísimas moscas;si no disponían de maleza el ganado "moscaba" y en su huida sin orden ni concierto podían llevarse por delante la portilla,una alambrada o saltar una pared de piedras que quedaba malparada y a veces el ganado en estos menesteres podía lesionarse o llevar a alguien por delante con igual o peor resultado.
La siega se hacía con guadaña,el segador se acompañaba de la colodra de madera al cinto, con o sin adornos, o bien de cuerno de vaca;en la colodra se metía la pizarra en agua y con verde que servía para sujetarla y no perderla en la típica marcha del segador;estos solían ser diestros;con las piernas separadas y en ligera flexión;la pierna izquierda más adelantada que la derecha;el cuerpo girado sobre la cintura hacia la derecha;la mano izquierda sujetando el extremo del asta (diez a quince centímetros de madera en ángulo recto);la mano derecha sujetando a media asta un saliente curvado en noventa grados respecto al saliente que usaba la mano siniestra;el dalle proyectado hacia atrás y la hoja semilunada con fina punta dispuesta a entrar cortante de derecha a izquierda en la hierba aún pinada por por última vez ese verano;cuando el segador metía el dalle en la hierba a ras del suelo y giraba tronco y brazos describiendo ambos un semicírculo, mayor el de los brazos, iban dejando a la izquierda un "tornejillo"(es posible que no encontren esta palabra en el diccionario) o acúmulo de hierba en linea recta que otros se encargarían de esparcer;el segador avanzaba por la senda que sus movimientos dejaban limpia entre el tornejillo y el campo aún no doblegado;un paso al frente con pierna derecha y luego la izquierda;separadas semiflexionadas,un poco por delante la izquierda y dispuesto todo el cortejo para acompañar a todo un cuerpo esforzado en acompasados movimientos hasta que el dalle no cortaba bien o el sudor pedía un descanso para pasarse el pañuelo que muchas veces con cuatro nudillos hacía de sombrero o gorra.
A escaso metros apretaba los dientes el siguiente segador,un tercero,un cuarto y a veces más, que en sus idas y venidas daban buena cuenta del prado en unas horas.
En torno a las nueve de la mañana se paraban para almorzar y quien no había parado a picar el dalle aprovechaba para hacerlo con el estómago lleno:pan de reciente hornada, patatas fritas,huevos fritos con chorizo, torreznos ,carne de vacuno o lomo de cerdo, pescado,unos buenos tragos de vino de la bota que se iban pasando unos a otros sin desatinar;se me permitía probar si el chorro me lavaba la cara por no acertar a empinar debidamente la bota.El almuerzo era traido por la mujeres de la casa y el pinche,que ya adivinan de quien se trata; venía en capazos de mimbre,platos,cubiertos ,vasos,servilletas,cazuelas con sus tapas,vino,orujo, pan, agua de la fuente y de postre queso con membrillo;engordaba verlos comer y sobre todo la gama de olores de las diversas viandas que siempre me fueron difíciles de olvidar.
La mesa ausente se preparaba en el suelo con mantel,platos y cubiertos en un amplio círculo bajo un castaño,una cagiga o un tilo.A veces iba sin desayunar a llevarles el almuerzo para participar de aquellos manjares que tan bien preparaba la abuela Ción en aquella cocina de leña y carbón donde antes que nada se ponía la leche del reciente matinal ordeño a hervír.

19 junio, 2007

Alianza, Trampa y a por la Trucha

Hay recuerdos de objetos y de sujetos;hoy le toca el recuerdo al vecino;cinco meses más joven que el cuentista;era y debe seguir siendo un gran observador del mundillo que nos rodea y en el que empezábamos a dar nuestros primeros pasos sin contar con los adultos y que nos preparaba quizás para ser adultos.
Los valles casi que irremediablemente en su parte más baja suelen ser ocupados por riachuelos y nosotros lo teníamos a unos pocos pasos de nuestras casas;entrábamos a una huerta particular que durante años tenía el "pozo de lavar"(antes de la llegada de las lavadoras de carga superior y hélice en el fondo), de uso comunitario para los vecinos cercanos;unos metros más abajo un puentecito de maderos nos permitía atravesar le riachuelo en un punto donde unas rocas estrechaban el paso del agua, que caía abruptamente y había formado un pozo truchero entre la pared de piedra de la huerta más cercana a las viviendas y las rocas del extremo contrario;ambas partes tenían huecos que permitían esconders a las truchas.
Cuando nos acercábamos sigilosamente al pozo pocas veces veíamos a la trucha de nuestros desvelos; bajábamos a la orilla y con un palo enredábamos en los huecos para hacer salir a las truchas;la mayoría de las veces no hacía falta;la trucha detectaba nuestra presencia,vayan a saber ustedes como y siempre salía del mismo sitio e iba de igual forma al otro extremo del pozo y seguía siempre la misma dirección escondiéndose en bajo la misma roca de siempre.
Aquella trucha había de ser nuestra y la idea de como atraparla casi que con toda seguridad fue de mi amigo y sino fuera así se la adjudico, ya que me salvó de muchos tropiezos en las muchas incursiones de pesca veraniegas por los riachuelos del valle, peleamos con anguilas tiempo después hasta hacernos con ellas,me libró en última instancia de pisar una culebra cuando saltábamos una pared para entrar a la orilla del rio en otra correría;además siempre dispuso de una inteligencia natural que solo debía apreciar yo ya que las broncas que recibía de los suyos para mí que no tenían justificación alguna...bueno destrozaba las zapatillas un poco más rápido que yo y eso parecía doler a su madre.Bien se merece estar y seguir en mis recuerdos tanto como nuestras correrías infantiles.
El caso que una vez pensada la maniobra para pillar a la trucha nos pusimos manos a la obra y nos hicimos con un saco o saca de las que se usan para la paja;la metimos unas piedras en el fondo para que no flotara,la boca la mantuvimos abierta con un palo vertical y preparamos la trampa;Si la trucha siempre salía de A e iba a B pusimos el saco en medio del recorrido de siempre y con un palo largo incordiamos en la cueva A y....funcionó..., la trucha entró disparada en el saco...imagínense los gritos al observar el gran acontecimiento y las caras de satisfacción al sacar el saco y encontrar en su fondo entre las piedras a la codiciada presa....orgullosos nos alejamos del rio y no recuerdo quien se quedó con ella...solo recuerdo nuestra gran hazaña...observar...planear y ejecutar...¡vaya equipo!

18 junio, 2007

Vitorio y Collantes

O la lechera;se trataba de un camión "ebro" que recogía las perolas de 40 litros de leche del depósito a donde acudían mañana y tarde los ordeñadores/as del lugar.En su cabina se notaba la diferencia con el carro de Lucero;el calor una vez puesto en marcha era más eficiente;se negociaba de igual forma un sitio en la cabina del "ebro" que nos dejaba a 600 metros de la estación de ferrocarril.
No era habitual,pero de vez en cuando la cabina estaba ocupada por adultos y a los nanos nos tocaba acomodarnos entre las perolas;no era tan malo como pudiera pensarse;si encontrabas un buen hueco entre las perolas recien llenadas el calorcito de la leche aún calentaba las piernas si te acurrucabas adecuadamente;ventajas de los pantalones cortos.

Todos con Lucero

A primeros de septiembre se celebraban las ferias de la Virgen del Camino.Entonces no costaba madrugar,recorríamos varios kilómetros desde primeras horas de la mañana con o sin bocadillo;veíamos la carrera ciclista y hacíamos tiempo en los tio vivos o en las barracas de tiro o en las tómbolas o en los coches de choque o en el látigo...hasta la hora de la carrera de caballos;¿a que no adivinaís quien corría? y lo hacia bien;si no ganaba a los profesionales quedaba el segundo;raramente nos defraudaba y siempre podíamos disculpar a Lucero;él no se entrenaba,hacía su trabajo y no como el caballo que había ganado aquel año que solo se preparaba pra humillar a nuestro querido Lucero y a veces lo conseguía ¡ que dolor!

31 enero, 2007

Lucero



Lucero: ¿Del alba?,¿algo que ver con ver las primeras luces del día?;los astrónomos denominan lucero a una estrella al este,Sirio, visible en el horizonte justo antes del amanecer y después;ya los egipcios se percataron de que un día al año se veía justo un instante antes de salir el sol y a partir de esta observación se plantearon crear un calendario.Pero no escibiré sobre una estrella;en estos momentos el honor de los recuerdos se lo concederemos a un caballo,el caballo del panadero que día a día hacía la ruta de los rios;subía al trote y dejaba su carga en los puntos de distribución que su dueño había negociado con distintos vecinos en distintos pueblos.En verano y en invierno,en primavera y otoño,nunca fallaba;tiraba de un carro con buenos toldos que protegían al dueño de las heladas,nieblas y vientos;cuando el tiempo era malo las riendas dejaban el espacio justo en el toldo para un buen conducir sin tropiezos.
La vuelta a la panadería o al obrador,donde se obraba de noche como se seguiría haciendo pasados los años,se hacía siguiendo la carretera que surcaba los prados rio abajo;un trotecito en un llano,aminorar la marcha en una curva cerrada o en un puentecillo estrecho y cuesta abajo;una frenadita,una pequeña cuesta arriba y el uso con suavidad de una fusta animadora en sus lomos;ese era el discurrir servicial de un buen obrero.A la vuelta hacía de taxi,se negociaba con antelación si estaba disponible tal día y era el medio más cómodo de acercarnos al ferrocarril unos cuatro kilómetros abajo para ir a la ciudad que conviniera para las compras que se planeaban según las necesidades familiares.El viaje en invierno solía ser bastante agradable si bien el frío lograba incordiarnos, no restaba el placer de los olores a pan tostado u horneado que permanecían en el carro indefinidamente una vez dejada la carga;una cosa compensaba a al otra y en la más tierna infancia el viajar con lucero era lo más gratificamente por no decir que era lo único que me gratificaba;había que madrugar,uno era despertado y puesto a punto con presteza y diligencia ante la pereza y somnolencia lógica del abandono de morfeo a la fuerza y con zarandeo si la resistencia era obstinada.Todo ocurría de noche y como lucero veríamos la luz más tarde;lo de madrugar para viajar haría el día más largo y más cansado;creo que no me gustaba demasiado y me costó bastantes pataletas que de poco servieron cuando uno era un mandao.

19 enero, 2007

La recogerdora de niños

Un tal día como hoy,el diecinueve de enero de mil novecientos treinta y cinco había una gran nevada en el norte de la península ibérica;si se pregunta usted como es posible que alguien recuerde tal dato ha de saber que hay cosas que para ser recordadas siguen leyes nemotécnicas;ese día,hace 72 años,nació una niña y previamente la abuela se puso de parto y eran tales sus gemidos que al abuelo no le quedó otra que salir en busca de la recogedora de niños; vivía en el torrentero,unos doscientos metros por encima de la iglesia y se llegaba, bien a través del coronel o bordeándo tal finca;¿qué camino cogió el abuelo?...atendiendo a la tradición oral solo se recuerda que le costó muchísimo llegar a la casa de la recogedora de niños,bien por la nevada o por los nervios que le debían hacer reventar el pecho;es posible que la nevada alcanzara al menos el medio metro,de las que hace más de cincuenta años que no se ven en el pueblo;como tampoco se ven los chorros de hielo colgando de los goteriales de los tejados durante la infancia de aquella niña que nació cuando el valle estuvo unos días con un manto blanco;se nacía en casa y así siguió ocurriendo hasta casi los años sesenta en que ya se empezó a ir al hospital a dar a luz;"se cambió el nombre"¡me gustaba más el de recogedora!,parece más afectuoso recoger que dar.Como podrán suponer, la que recuerda sigue siendo afortunadamente al día de hoy mi madre y está satisfecha de haber cambiado de orden el número veintisiete; de igual forma,invirtiendo los números , recuerda que nació en el treinta y cinco y que se casó en el cincuenta y tres,si alguna vez olvida estos detalles es posible que la hayamos fastidiado;que tenga un buen día de cumpleaños.

28 diciembre, 2006

La Probanza

Una vez que el cerdo estaba en canal se le amarraba a una escalera y se le ponía a buen recaudo hasta el día siguiente;en esas horas y a partir de algún momento ya tardío de la década de los cincuenta aparecía el cobrador;solía ser o más bien era el cartero;se llevaba un trozo de hígado para su análisis y dar el visto bueno al consumo del presunto y sus derivados;se descartaba al menos la triquinosis y quizás otros parásitos en el laboratorio de la farmacia de la zona.No habrá posiblemente registros del peso del gocho en canal;se utilizaba una romana para ello;ésta era una balanza de brazos desproporcionadísimos;el más largo era el fiel donde corría siempre el mismo peso de ranura en ranura que podían indicar libras,arrobas o kilos;un buen peso era en torno a las 9 arrobas(@);cada arroba equivale a 11,502 kilos;poco más o menos unos 100 kilos era un tamaño bien logrado;años más tarde los cerdos de cebo en canal vienen a pesar 240 hilos,unos 120 cada canal lo que dificulta en sumo su manejo a los carniceros.El punto de corte de ambos brazos tenía gancho hacia arriba para sujetarse en sitios bien fornidos y los ganchos de abajo para sujetar al objeto a pesar,en este caso un cerdo en canal.
Empezada la partición se iniciaba con prontitud el reparto vecinal de una cesta con distintas piezas;evidentemente el reparto no era caritativo,hoy por tí y mañana por mí;es de suponer que se llevarían mejores cestas los más ligados afectivamente a la familia.Como era inusual que más de una familia matara al presunto el mismo día,lo que hoy dabas otro día lo recibías,así parece ser la vida.Sí recuerdo haber sido porteador de aquellas cestas y de otras que ya contaré;bajaba las escaleras volando: los ocho primeros hasta un descansillo cuadrado de madera y los cuatro siguientes a la derecha que eran de igualmente de madera y acababan en un descansillo de losa;los ocho escalones restantes eran y siguen siendo de piedra acabando en el portal que da reparto a cuatro piezas: portalón a la izquierda ,cuadra a la derecha,al frente la carbonera y la bodega que esá bajo la misma escalera y cuya puerta está junto al inicio o final de la escalera dependiendo de si se sube o se baja;a medida que uno crecía se bajaban de cuatro en cuatro y afortunadamente sin lesiones hasta la fecha donde ya de uno en uno no está mal.